viernes, 19 de junio de 2015

La calle, la gente

El día empezó bastante frío hoy, al menos donde vivo. Luego por culpa del calentamiento global, un día que debiera ser de otoño se fue transformando en el típico medio día de verano.

No me quejo, no mucho al menos.

De los días soleados me gusta lo bien definidos, que permiten ver bien los colores. Me gusta también que gracias a las sombras, pueda percibir mejor los volúmenes, las salientes y entrantes de todo lo que se cruza entre el sol y la sombra.

Lo que no me gusta es la sensación de bochorno que acompaña al calor, porque me gusta mucho caminar. Hacerlo cuando hace calor es bastante tedioso, sin embargo no dejo de hacerlo.

Caminar es algo que en la actualidad poca gente practica. Aun recuerdo una tarde que esperaba a un amigo sentado en una de las bancas de la avenida Pardo, cerca de la esquina con diagonal. Mirando y escuchando lo que pasaba a mi alrededor.

En cuanto mi amigo llegó le note especialmente contento. Antes de preguntarle la razón me dijo "Oe compadre, ¿chévere no?, esto de caminar, hace tiempo que no me cruzaba con la gente ni nada, ah mi carro esta en el taller pues".

Claro que me he dado cuenta que cuando uno conduce mucho tiempo, pierde normalmente cierta conciencia urbana, te encierras en tu jaula de fierro y vidrio y pones la música que te gusta. Y por si no fuera suficiente aislamiento, pones el aire acondicionado, librandote incluso de los devaneos del clima.

Siempre aislado, siempre protegido, de la casa al trabajo y del trabajo a la casa, la gente y sus problemas no te volveran a causar ni penas ni alegrias.

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